lunes, 24 de febrero de 2014

Más días en Pipa

El sábado fui caminando (ya que es la única forma de llegar) a la Praia dos Golfinhos. Pasé todo el día en la playa, tomando sol, leyendo y observando el mar, hasta que se acercó a hablarme Martin, es de Bahía Blanca y es el que alquila las tablas y los kayaks, estuvimos conversando y me invitó a dar un paseo en kayak para ver los delfines mas cerca. Cuando estábamos por subir al kayak le pregunté si podía llevar la cámara, era un riesgo pero la ocasión lo ameritaba, me respondió que mejor no y al final el paseo fui super tranqui y podría haberla llevado.
Después de nadar con tiburones y tortugas en galápagos fue la mejor experiencia natural de mi vida, vimos muchos muchos delfines nadando muy cerca, alrededor nuestro. Es increíble que estén tan cerca de la gente, que te dejen acercarte y ellos tranquilos nadando con su familia; compartiendo su lugar, su hábitat, su casa con los humanos que no es una especie amigable con la naturaleza. A pesar de los accidentes que se suceden entre las lanchas y los delfines ellos siguen viniendo la playa, me contó Martin que hacía un mes una lancha agarró con la hélice a un delfín y lo mató, me pareció un horror, además de que ellos lucran llevando a la gente a ver a los delfines mas cerca.
Todos me habían recomendado que vaya a ver el atardecer en el Mirante, que es una posada arriba del Morro, y como era una hermosa tarde de sol fui a la vuelta de la playa. Había un barcito divino! Con mesas en distintos niveles, la vista era hermosa pero como fui sola no me quise quedar a tomar algo, así que saqué varias fotos y volví.
Fue mi primer día consumista de mis vacaciones. Pasé a buscar la ropa que había llevado a lavar (traje muy poca para no cargar y ya use toda), entré a un local y me compré un pantalón, un vestido y un hermoso bolso hecho de hojas de un árbol que ya me olvidé el nombre, al lado había una heladería con mucha pinta así que me compré mi primer helado en Brasil, tenía muchos gustos de la frutes exóticas que solo están en esta región, probé varias pero para mi gusto eran demasiado exóticas, así que terminé pidiendo chocolate amargo y frutos rojos, riquísimo!
Volví al hostel, me bañe y nos pusimos a charlar con Gabriela, mi compañera de cuarto entre otras, estabamos por salir pero estabamos muy cansadas así que dijimos de hacer una siesta de una hora y después salir. Como en Jeri esa siesta duró demasiadas horas por lo que no existió la salida.
Me faltaba conocer la Playa de Madero y mi idea era ir el domingo pero ya no quería ir sola, entonces comencé a charlar con los israelíes del hostel y fui con ellos a la Playa de los delfines, la playa me encantó así que no me importaba repetirla y no conocer otra. Eran 7 israelíes hombres, 2 hablaban un poco de español, así que terminé de comprobar que mi inglés es pésimo y que urgente voy a comenzar a estudiarlo de vuelta. Estuvimos tranqui en la playa, ellos jugaron a la pelota y yo me fui a caminar, un rato al agua y un rato tratando de comunicarnos. Cuando volvimos ellos fueron a comer y yo al hostel.

Mis amigos paulistas también se iban hoy, así que de despedida nos fuimos a cenar a una crepería, también vino una chica argentina que se había hecho amiga de ellos en la playa. Comimos uno salado cada uno y compartimos uno dulce con Nutella. Caminamos un poco y se me rompieron mi chatitas blancas que rápidamente las tiré a la basura, cumplieron mas que su ciclo. Volvimos al hostel a buscar una ojotas para mi y salimos a bailar al mismo bar que antes, donde la música es principalmente argentina y todas las noches la misma. Con nosotros vinieron 2 israelíes nuevos con mucha onda, bailamos y bailamos y a la 1 (que cuando termina todo) volvimos al hostel.

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